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El derecho a la Educación Sexual Integral en México vs el “Pin parental”

-Por Sheila Hernández Alcaraz.

Socióloga, feminista, activista y vocera del Observatorio Contra el Acoso en México.

Sin duda, una deuda que lleva décadas pendiente por parte del Estado es sobre la garantía del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, que a pesar que en el artículo número 4 de la Constitución Mexicana, puntualiza que todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, parece que esto no aplica para los menores en nuestro país, según legisladores o gobiernos estatales, donde sus instituciones carecen de perspectiva de género y que a pesar, de las reiteradas recomendaciones por parte de las Naciones Unidas y llamados por parte de la misma, Secretaría de Gobernación en el sexenio actual, han ignorado esto, al igual que al marco legal que rige este rubro a nivel federal e internacional.

Con esto anterior, ahondaremos sobre el “Pin parental”, un tema que ha estado bastante presente en redes sociales, ya que ha sido presentado en el Congreso del Estado de Nuevo León y se pretende, poner a consideración también en otros congresos locales. No olvidemos, que el Poder Legislativo neoleoneses, lleva toda una legislatura “brillando” por “propuestas” que buscan anular o lesionar derechos hacia la comunidad LGBTTTIQ+, las personas que padecen VIH+, las mujeres, las comunidades indígenas y ahora las infancias.

Durante muchísimo tiempo, hemos visto una resistencia plagada de discursos de odio hacia la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en el sistema educativo mexicano, pues hay una serie de prejuicios que giran en torno a esto, ya que sabemos bien, que la laicidad todavía no se cumple al 100 por ciento en muchas partes. Las creencias religiosas siguen permeando en las políticas públicas e iniciativas legislativas de muchas entidades federativas, donde grupos conservadores a través de representantes locales, tratan de empujar el “Pin parental”, que les da el control absoluto a los padres de decidir si sus hijos e hijas reciben esta información o no, la cual es crucial para la salud, el bienestar y la seguridad de los menores de edad.

A su vez, especialistas en esta materia y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, han explicado en varias ocasiones, que este es un sistema de enseñanza y aprendizaje que promueve conocimiento y habilidades para que los niños, niñas y adolescentes puedan tomar decisiones sobre sus relaciones interpersonales y el cuidado de sus propios cuerpos. No obstante, quienes se oponen, creen fervientemente que la Educación Sexual Integral es la cultura de la pornografía y la imposición de la “ideología de género”, pero, pensar esto, es también reflejo de esa misma ausencia marcada de Educación Sexual Integral.

Asimismo, los opositores, que afirman que “La educación de sus hijos e hijas se decide en casa y nada más”, en la nueva Reforma Educativa se destaca la perspectiva de género, la igualdad sustantiva, así como la educación sexual y reproductiva, temas que no son hablados jamás en las familias por miedo, vergüenza, “tabús”. De este modo, el Estado tiene la rectoría de la educación, que además de obligatoria, debe ser universal, inclusiva, pública, gratuita y laica; relegar la formación de los niños, niñas y adolescentes a un “asunto privado” como siempre se hizo, fue un error que ha tenido hasta la fecha, un alto precio en la vida de uno de los grupos poblaciones más violentados y olvidados en una sociedad, donde una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños han sufrido abuso sexual, según Early Institute, donde México encabeza los listados de distribución de pornografía infantil en el mundo, donde no se erradica la trata de menores, donde una niña o un niño que ha sido agredido, le toma aproximadamente 20 años en poder hablarlo y al momento de ir a denunciar, le dicen “lo siento, su delito ya prescribió”, por eso y más, la Educación Sexual Integral en las escuelas es importantísima, pues está comprobado científicamente que ayuda a los menores víctimas de violencia sexual a identificar esas agresiones y denunciarlas, a evitar embarazos no deseados, a tener las herramientas para prevenir una infección de transmisión sexual, a llevar relaciones más sanas con ellos mismos y los demás, así como deconstruir estigmas sobre la sexualidad de las personas, entre otros puntos.

Estoy convencida, que, si supiéramos esto desde pequeños, tendríamos una realidad muy distinta, sin embargo, aún queda mucho por hacer en una sociedad machista, lgbtfóbica y también adultocentrista. Para finalizar, es necesario remarcar que estar a favor del “Pin parental” es transgredir la voluntad y la dignidad de los menores y ellos, no son objetos ni han sido escuchados ni tomados en cuenta, pues se piensa que lo que digan o sientan no tiene valor y eso, aquí y en donde sea, es discriminación.