La evaluación más reciente mostró que esta especie ya no podía considerarse en peligro de extinción y pasaba a la categoría de vulnerable, lo que es una señal positiva.
Todo parece indicar que la clasificación se ha rebajado porque su número en la naturaleza ha alcanzado al menos los 1.800 ejemplares, por lo que los expertos afirman que el país ha conseguido salvar a su emblemático animal.
Todo se debe a los esfuerzos que realizaron las autoridades para invertir en la restauración de sus hábitats naturales, fomentando la plantación de bambú, una planta que constituye alrededor de del 99% de la dieta alimentaria de este mamífero: deben consumir entre 12 y 38 kilos para satisfacer sus necesidades.
“El mero hecho de restaurar el hábitat del panda les ha devuelto su espacio y les ha proporcionado alimento”, comentó Craig Hilton-Taylor, director de la Lista Roja de la UICN.