Simone Biles, considerada una súper estrella estadounidense, se retiró de la final de gimnasia femenina de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
En la primera final de su ajetreada agenda, la de equipos, sólo pudo efectuar un salto, en el que aterrizó de mala manera, antes de retirarse de las finales individuales. Parecía un tema físico, pero no, ella mismo aclaró horas más tardes que quería salvaguardar su salud mental. Biles decidió que no estaba preparada en esta ocasión para afrontar todo lo que conllevan unos Juegos para una estrella como ella.
La de Houston ya no apareció en el siguiente aparato, las asimétricas, e instantes después aparecía una letra R al lado de su nombre, confirmando su abandono. Poco más tarde, y en vista de que las especulaciones sobre su continuidad en Tokio se disparaban, la Federación Estadounidense de Gimnasia (USGA) emitía un comunicado en el que admitía una lesión y aclaraba que Biles permanecerá bajo observación médica y que “se decidirá día a día si puede o no seguir participando”. Era una cortina de humo que despejó la propia deportista.
Simone no se marchó del Ariake Gymnastics Centre sino que permaneció junto a sus compañeras para presenciar el desenlace de la final.
Biles está clasificada para las finales de concurso completo individual o all around, la más importante para cualquier gimnasta, y para las de los cuatro aparatos: salto, suelo, asimétricas y barra de equilibrios. Ahora la gimnasia olímpica femenina tendrá un parón de un día y se reemprenderá el jueves con el all around, la más exigente de todas.

