La cifra de fallecidos por el sismo de magnitud 7.2 en Haití se disparó el domingo a mil 297, con al menos 2 mil 800 personas heridas y cientos de hogares destruidos.
Los datos actualizados de la Oficina de Protección Civil siguen a un recuento anterior de 304 muertos. El director de la oficina, Jerry Chandler, dijo que los rescatistas continúan buscando sobrevivientes bajo los escombros.
El sismo destruyó cientos de casas y edificios en un país que todavía no se recupera del terremoto de hace 11 años, que dejó 200 mil muertos y 300 mil heridos, y vive agitado tras el asesinato de su presidente el mes pasado.
El sismo del sábado azotó la parte suroeste de la nación más pobre del continente, prácticamente borrando algunas localidades y provocando aludes que afectaron las labores de rescate en dos de las comunidades más afectadas, sobre todo la región de la ciudad de Les Cayes y sus alrededores.
El desafío que enfrenta el país se ha visto exacerbado por la pandemia, las dificultades económicas agravadas por la feroz violencia de las pandillas y la crisis política que se ha apoderado de la atribulada nación después del asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio.
Iglesias, hoteles, hospitales y colegios quedaron gravemente dañados o destruidos, mientras los muros de una prisión se resquebrajaron.
Países cercanos, incluidos República Dominicana y México, se apresuraron a enviar por aire y a través de la frontera terrestre de Haití alimentos y medicinas.
El primer ministro Ariel Henry dijo que estaba enviando ayuda a las zonas donde las localidades quedaron destrozadas y los hospitales se veían superados por el número de pacientes que llegaban.
Henry declaró estado de emergencia de un mes para todo el país y dijo que no pediría ayuda internacional hasta que se conozca la magnitud de los daños.